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viernes, 14 de mayo de 2010

OBSESIÓN POR LA COMIDA

Hacer dieta es un tema que está en la intención de la mayoría de la gente. Aún los que tienen un peso normal quieren bajar de peso porque desean ser aún más delgados. La delgadez, si se cotizara en la bolsa de valores daría buenos dividendos.


Sin embargo, a pesar de la infinidad de propuestas que existen para adelgazar, cada día hay más gente con sobrepeso.

Como todas los intereses humanos el problema de la obesidad también empieza con la mente, porque son nuestros pensamientos y nuestras emociones los factores que nos conducen al sobrepeso.

La obesidad es la consecuencia de una adicción, la adicción a la comida, que una vez que se instala tiende a establecerse como un patrón de comportamiento difícil de modificar.

Indagar sobre las causas de este trastorno alimentario nos lleva a reconocer en los obesos estados anímicos asociados con la depresión.

Comer, es el primer comportamiento que todo ser humano realiza para satisfacer la necesidad básica de alimentar el cuerpo, que además calma la ansiedad.

La madre no solo amamanta a su niño cuando tiene hambre sino también cuando llora o está molesto por otra cosa.

Esa asociación es muy temprana, por lo tanto más difícil de erradicar, convirtiéndose la comida en un recurso efectivo para combatir la ansiedad.

Esas fijaciones orales también son responsables de la dipsomanía (la adicción a la bebida), la drogadicción y el tabaquismo.

Las dietas por lo general suelen ser bajas en calorías y no siempre coinciden con los gustos particulares de cada uno, por eso con el correr del tiempo son dejadas de lado.

La comida dietética suele ser inconsistente, más cara y muchas veces frustrante. No sacian el apetito y estamos siempre famélicos.

Más que una dieta específica baja en calorías, lo más importante es cambiar de hábitos y comenzar a comer como lo hacen los que son flacos.

Paul Mckenna, conocido psicólogo británico, propone una técnica psicológica interesante para poder comer a gusto, aprendiendo a ser más consciente cuando comemos y poder así discriminar entre el hambre y la ansiedad.

Para este psicólogo, hay cuatro reglas básicas que pueden hacernos bajar de peso.

l- comer sólo cuando tenemos hambre

2-comer sólo lo que nos gusta

3-disfrutar cada bocado conscientemente en forma lenta

4-dejar de comer cuando creemos estar llenos

Somos conscientes que no siempre comemos cuando tenemos hambre, a veces nos tentamos a deshora, otras cuando estamos ansiosos y comemos sin discriminar si es por hambre o por ansiedad.

Comer lo que a uno le gusta sabemos que puede hacernos mal y también puede hacernos engordar, sin embargo forma parte de esta técnica con la condición que no sea por más de dos días seguidos, después de los cuales deberemos seguir comiendo como lo hacíamos antes; para reiniciar el ciclo dos días después.

El principio teórico es que el cuerpo quema lo que la persona come habitualmente y si se cambia el tipo de calorías que se consume, el metabolismo cambia, quemando también grasa adicional.

Disfrutar de la comida es una manera de digerir mejor y facilitar la absorción correcta de los alimentos. Comer lentamente hace que comamos menos cantidades, porque el período de hambre cesa automáticamente después de determinado tiempo, permitiéndonos además reconocer sabores durante este proceso.

Ni bien sentimos las señales de plenitud debemos dejar de comer en forma inmediata. Con el tiempo se aprende a reconocer estas señales que para cada persona pueden ser diferentes.

PREGUNTAS BÁSICAS DE LA INGESTA

¿Por qué comemos? Para suministrar energía suficiente al organismo del metabolismo para sobrevivir.

¿Por qué comemos lo que comemos? Por ansiedad u otros desequilibrios de conducta.

¿Qué es la digestión? El proceso gastrointestinal de descomposición de la comida.

¿Cuáles son las formas de suministrar la energía? Lípidos, aminoácidos y glucosa.

La energía se almacena de tres formas: grasas, glucógenos y proteínas.


Fases del metabolismo energético:

o Cefálica: Es la inicial: vista, olfato.

o De absorción: es cuando la energía proveniente de la comida es absorbida por el torrente sanguíneo supliendo las necesidades energéticas inmediatas del organismo.

o De ayuno: periodo durante el cual toda la energía de las comidas anteriores que no ha sido almacenada ya ha sido utilizada en el organismo está sacando energía de las reservas.

¿Qué pasa con el flujo energético?

Se regula por dos hormonas pancreáticas:

a) Insulina: estimula la utilización de la glucosa como primera fuente de energía, estimula la conversión de los recursos energéticos provenientes de la sangre en forma almacenable y estimula el almacenamiento de glucógeno en el hígado y los músculos.

b) Glucagón: en la fase del ayuno a diferencia de las otras fases, se caracteriza por niveles sanguíneos elevados de Glucagón y bajos de insulina, los niveles altos estimulan la liberación de ácidos grasos libres.


TEORIA SOBRE EL HAMBRE, LA INGESTA Y EL PUNTO DE AJUSTE.

Tras una comida: recursos energéticos cerca de un punto de ajuste y disminuyen después a medida que el organismo emplea la energía, cuando desciende muy por debajo la persona se ve en la necesidad de comer.

COMPONENTES:

Mecanismo de ajuste: se establece el punto de ajuste.

Mecanismo de detección: detecta las desviaciones del punto de ajuste.

Mecanismo de acción: actúa para eliminar las desviaciones.

FACTORES QUE DETERMINAN QUÉ, CUÁNDO Y CUÁNTO COMEMOS.

¿QUÉ COMEMOS? Los sabores tienen un valor elevado de incentivo positivo. Los sabores dulces y grasos son adaptativos y ricos en energía, vitaminas y minerales; los sabores salados aportan sodio. Por el contrario los alimentos amargos se asocian con las toxinas y no son favoritos de la mayoría de personas.

PREFERENCIAS Y AVERSIONES APRENDIDAS AL SABOR: En los animales se dan de acuerdo a lo que se relaciona con la leche si son mamíferos, y con los seres humanos de acuerdo a la cultura y costumbre.

APRENDER A COMER VITAMINAS Y MINERALES: Caben 2 explicaciones; una con respecto al sodio que consiste en que cuando hay carencia de este se desarrolla una inmediata y apremiante preferencia por el sabor de la sal. Otra con respecto a las vitaminas esenciales y los minerales que consiste en aprender a consumir alimentos que sean ricos en el nutriente del que carece.

¿CUÁNDO COMEMOS? Por influencia cultural los seres humanos fijan horarios alimenticios de acuerdo a su trabajo, rutinas familiares, preferencias personales y otros factores.

ALCOHOLISMO

La dependencia física es la característica fundamental del trastorno, evidente a través de la incapacidad de detenerse y/o abstenerse, así como por los síntomas de abstinencia al suspender la ingesta de alcohol. De faltar estos disturbios, el término abuso de alcohol es el indicado, siguiendo la clasificación psiquiátrica norteamericana (DSM-IV)

ETIOPATOGENIA

Si bien es cierto que el alcohol etílico tiene potencial adictivo, aisladamente no es la causa del alcoholismo como se desprende del hecho de que a pesar de su uso tan generalizado, sólo un porcentaje que va del 5 al 10% de los bebedores sufre el trastorno. Teorías biológicas, psicológicas y sociales destacan determinados factores en la etiología y patogenia de la dependencia al etanol, tales como alteraciones neuroquímicas, metabólicas, trastornos en la neurotrasmisión, factores genéticos, así como modelos psicológicos del aprendizaje e hipótesis socioculturales. Al presente, todo parece indicar que no hay una causa única, sino que el alcoholismo es consecuencia de una interrelación compleja de diversos factores, además del alcohol.

EPIDEMIOLOGÍA

Estudios de prevalencia efectuados en distintas áreas de América informaron, en 1985, que las cifras de alcohólicos y bebedores excesivos son: 9% en Córdoba (Argentina); 38% en Medellín (Colombia); 15% en Guatemala; 16% en Ecuador; 13% en Costa Rica; y, 13,7% en Baltimore (Estados Unidos).

SINTOMATOLOGÍA

Los síntomas principales son:

Pérdida de control e incapacidad de detenerse. Es la ingesta descontrolada del alcohol después de ingerir una determinada cantidad de bebida. Este síntoma identifica la forma clínica llamada Alcoholismo intermitente (Marconi) o Alcoholismo Gama (Jellinek). La pérdida de control al comienzo del proceso adictivo no es absoluta; puede, en cierta forma, dominarse si la cantidad ingerida no es alta, pero, a medida que evoluciona el cuadro, la incapacidad de detener la ingestión ocurre cada vez con dosis menores de alcohol y es más difícil de controlar. Esto da lugar a las llamadas crisis de ingestión o períodos de consumo alcohólico de dos o más días de duración (lo que antes se llamaba dipsomanía) que pueden ser seguidas, a su vez, por períodos de días o semanas de abstinencia.

• Incapacidad de abstenerse. Es el síntoma que caracteriza al Alcoholismo Continuo o Inveterado (Marconi) o Alcoholismo Delta (Jellinek). Como su nombre lo indica el paciente con esta forma de adicción bebe diariamente, a lo más con horas de intervalo entre cada ingestión, pero puede controlar la cantidad y, en este sentido, los signos de embriaguez no son tan ostensibles como en la forma anterior.

Síndrome de abstinencia. Se presenta al suspender o disminuir la ingesta de alcohol. Los principales síntomas son: temblor, insomnio, ansiedad, nauseas, diaforesis, alucinaciones visuales o auditivas transitorias, etc.; siendo distintivo el alivio de tales síntomas con una nueva ingestión de alcohol. Si el síndrome de abstinencia es severo pueden producirse convulsiones y delirium tremens. Es frecuente que el trastorno sea moderado, con una duración de 2 a 8 días.

Cambios en la tolerancia. Por lo común, un aumento de tolerancia ocurre después del uso prolongado de alcohol, de tal modo que el alcohólico parece menos intoxicado y puede efectuar mejor ciertas actividades que otro sujeto con el mismo grado de alcoholemia. En fases intermedias o tardías la tolerancia disminuye y el alcohólico se intoxica con pequeñas dosis de bebida. El incremento de la tolerancia no es especifico del alcoholismo; y de otra parte, debe anotarse que hay una tolerancia cruzada y mutua con otros neurodepresores, (barbitúricos, hipnóticos no barbitúricos, benzodiazepinas).

PSICOPATOLOGÍA

Numerosos estudios han puesto en evidencia que no existe un tipo de personalidad premórbida específica que predisponga o determine la dependencia al etanol. Ciertos rasgos, tales como baja tolerancia a la frustración y cierto grado de incapacidad para manejar tensiones derivadas de conflictos intrapsíquicos o de situaciones de estrés, se detectan en una proporción importante de alcohólicos. Aparte que la adicción alcohólica se asocia algunas veces a diversas condiciones primariamente psiquiátricas (psicosis, neurosis, retardo mental, etc.), un rubro considerable de alcohólicos que se atiende en la práctica diaria, con más de 3 años de enfermedad, presenta diversas manifestaciones psicopatológicas tales como disminución de la atención, del pensamiento abstracto, del juicio y la crítica, así como abulia, falta de interés, tendencia a la fantasía, actitudes recelosas, celotipia y susceptibilidad. En el área afectiva se notan estados depresivos, ansiosos y episodios distímicos que se alivian con el alcohol o se hacen patentes durante el tratamiento. El riesgo de suicidio es relativamente elevado en un cierto grupo de alcohólicos de edad madura; impulsos autoagresivos y comportamiento psicopático no son raros, particularmente en alcohólicos jóvenes. Para algunos autores gran parte de esta sintomatología podría relacionarse con injuria cerebral proveniente de la acción neurotóxica directa del alcohol a nivel cortical. Alteraciones bioeléctricas, neumoencefalográficas y las objetivadas en la tomografía cerebral, en un 30 al 50% de estos pacientes, dan apoyo a este supuesto.

FORMAS CLÍNICAS

Se han efectuado varias tentativas clasificatorias de la población alcohólica. Jellinek, sin duda el autor que más profundizó en los aspectos clínicos de esta fármacodependencia, admitía 5 tipos de alcoholismo que enumeró con las letras del alfabeto griego: alcoholismo alfa, beta, gama, delta y épsilon, según la importancia de los factores psicológicos, socioculturales o fisiopatológicos en la propensión al consumo, siendo las formas gama y delta las únicas que tendrían el carácter de Alcoholismo-Enfermedad, es decir que presentarían el síndrome de dependencia. Otros autores mencionan la forma intermitente y la continua o inveterada.

Aunque no hay consenso todavía, estudios relativamente recientes, están dando énfasis a la importancia de los factores genéticos y neurobioquímicos en algunos subgrupos de alcohólicos. Habría el tipo 1 de alcoholismo, caracterizado por inicio tardío de la adicción (mayores de 25 años), con predominio de la pérdida de control y antecedentes hereditarios de alcoholismo en la madre o el padre. En el tipo 2, lo característico sería una elevada carga hereditaria, pero del lado paterno, inicio juvenil de la dependencia con incapacidad de abstenerse, rasgos agresivos en la personalidad y ciertos cambios en los niveles de algunos neurotrasmisores.

La forma predominante en nuestro medio es el llamado alcoholismo intermitente o alcoholismo gama, siendo los estratos poblacionales de menores recursos económicos y educativos los más afectados. Finalmente, debemos señalar que hay algunos trastornos mentales que casi específicamente ocurren en estos pacientes, tales como:

Alucinosis alcohólica. Tipificada por síntomas alucinatorios auditivos (voces amenazantes), en estado de conciencia lúcida o levemente comprometida, acompañadas de ideas delusivas autoacusatorias o de persecución. El temor puede llevar al pánico y/o al suicidio. El cuadro es en ocasiones fenomenológicamente indistinguible de una psicosis paranoide esquizofrénica.

Psicosis de Korsakoff y otras encefalopatías. Ocurre en un porcentaje no mayor del 5% de alcohólicos a partir de la quinta década. Las alteraciones de la memoria, principalmente de fijación, las fabulaciones (síndrome amnésico confabulatorio) y la polineuritis, conforman la triada principal del trastorno, el cual, por lo general tiende a cronificarse adoptando la forma de demencia alcohólica. Para terminar, debemos señalar que cambios psicopatológicos diversos (alteraciones cognoscitivas, labilidad emocional, cambios caracterológicos, etc.), al lado de sintomatología neurológica focal, se presentan en las llamadas encefalopatías alcohólicas, tales como el Síndrome de Wernicke (poliencefalitis hemorrágica superior), el Síndrome de Marchiafava-Bignami (degeneración del cuerpo calloso) y la Atrofia Cerebelosa Alcohólica, cuadros en cuya patogenia el alcohol juega un papel indirecto, siendo la carencia de factores del complejo B (B1, B2, B6) el factor más importante.

Delirium Tremens. Constituye la psicosis orgánica más frecuente (15% de los bebedores). Se le reconoce como una manifestación clínica grave del síndrome de abstinencia, que puede iniciarse con crisis convulsivas generalizadas. Sus síntomas principales son: perturbación de la conciencia, desorientación tempero espacial, confusión, inquietud psicomotriz, alucinaciones visuales, insomnio, delirio ocupacional, temblor acentuado; y al examen físico: taquicardia, diaforesis y leve elevación de la temperatura. La mortalidad en los casos tratados es del 8%; el cuadro clínico remite, por lo general, entre 2 a 4 días. De no ser así, debe descartarse hematoma subdural, procesos infecciosos, proceso hepático u otra enfermedad mental. Es pertinente mencionar que, a menudo, se plantean dificultades diagnósticas entre un delirio alcohólico y los trastornos propios del coma hepático, el cual, algunas veces, se presenta después de una crisis de ingestión alcohólica prolongada. Debe recordarse, en tal sentido, que en el coma hepático hay embotamiento de la conciencia, la inquietud psicomotriz es menor, lo mismo que el miedo y las alucinaciones. Es típico el temblor aleteante de las manos (flapping), así como otros signos de hepatopatía grave.

EFECTOS EN EL ORGANISMO